Texto Bíblico:
Mateo 16:13-17 “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. 15El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”
Introducción:
Simón Pedro, también conocido como Cefas (Juan 1:42), fue uno de los primeros seguidores de Jesucristo. Era un discípulo franco y ferviente, uno de los amigos más cercanos de Jesús, un apóstol y una “columna” de la iglesia (Gálatas 2:9). Pedro era entusiasta, obstinado, impulsivo y, a veces, atrevido. Pedro tenía muchas fortalezas y también varios defectos en su vida. Aun así, el Señor que lo escogió continuó moldeándolo exactamente en lo que Él quería que Pedro fuera.
Pedro decidió seguir al Señor Jesucristo y la Biblia nos describe la personalidad transformada de Pedro, como consecuencia de seguir al Señor Jesucristo Jesús.
La Biblia enumera muchos personajes que quisieron seguir al Señor Jesucristo.
Juan 1:40 “Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús.”
1 Corintios 9:5 “¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?”
Mateo 14:28 “Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.”
Mateo 26:35 “Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.”
Mateo 19:16 “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna?”
Juan 6:60 “Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿Quién la puede oír?”
Juan 5:24 “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
2 Timoteo 1:13 “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.”
Filipenses 1:15 “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.”
¿Traerá provecho al hombre el seguir al Señor Jesucristo?
1.- El hombre recibe Salvación y Vida Eterna.
Juan 5:24 “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
Recibimos salvación, es decir ya no estamos más en condenación, sino que hemos pasado de muerte a vida, nuestro nombre está inscrito en el libro de la vida, nuestro nombre ya no está en la lista de los condenados sino en el libro de los salvos.
Recibimos vida eterna: Dios no solamente nos ha librado de la condenación en el infierno, sino que también nos a dado vida eterna para que estemos con él para siempre en el cielo.
2.- El hombre es libre de la culpabilidad, que por medio del perdón de nuestros pecados.
Levítico 7:1-2 “Asimismo esta es la ley del sacrificio por la culpa; es cosa muy santa. 2En el lugar donde degüellan el holocausto, degollarán la víctima por la culpa; y rociará su sangre alrededor sobre el altar; 7:5 Y el sacerdote lo hará arder sobre el altar, ofrenda encendida a Jehová; es expiación de la culpa.”
Lo moral tiene que ver directamente con nuestro conocimiento del bien y del mal, la culpa viene por todos aquellos pecados que no son involuntarios, todas esas ofensas a Dios y a nuestro prójimo que hemos cometido sabiendo que lo que hicimos estaba mal, sabiendo que estábamos ofendiendo a Dios.
Es por eso por lo que en nuestro interior tenemos esa culpabilidad, pues muy bien sabemos que hemos ofendido a Dios con nuestras acciones, y en la ley que Dios le dio a Israel vemos que había un sacrificio especial para la culpa, para que la sangre del cordero quitara la culpa del ofensor.
Nuestros pecados y nuestra culpa son quitados cuando los confesamos y la sangre de Cristo los limpia.
1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
Muchas veces el hombre se pregunta: si Dios conoce mis pecados, ¿Por qué los tengo que confesar?
Es necesario para que reconozcamos nuestra culpabilidad, para que reconozcamos que hemos ofendido a Dios voluntariamente y podamos gozar de la paz que solo Él ofrece.
CONCLUSION:
Jesús llama a hombres ordinarios y a todos los que le siguen los convierte en cristianos extraordinarios.
Pedro era un pescador de Galilea, pero Jesús lo llamó a ser pescador de hombres (Lucas 5:10). Debido a que Pedro estaba dispuesto a dejar todo lo que tenía para seguir a Jesús, Dios lo usó de muchas formas. Mientras Pedro predicaba, la gente se asombraba de su audacia porque era “sin letras” y del “vulgo”. Pero entonces se dieron cuenta de que Pedro “había estado con Jesús”
Hechos 4:13 “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.”
Estar con Jesús hace toda la diferencia.
Ahora que conoces los grandes beneficios de seguir Cristo ¿Por qué no lo recibes como tu Salvador?
Póngase a cuentas con Dios.