Texto Bíblico:
Nehemías 8:1-6 “y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. 2Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo. 3Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. 4Y el escriba Esdras estaba sobre un púlpito de madera que habían hecho para ello, y junto a él estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías a su mano derecha; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam. 5Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento. 6Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: !Amén! !Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra.”
Introducción:
El pueblo escogido y amado de Dios, ISRAEL, siempre ha sido desobediente a los mandamientos de Dios.
Cuando los sacó de Egipto, por su rebeldía los mantuvo errantes durante 40 años, después les dio la tierra prometida, y también como consecuencia de su obstinado corazón, fueron dispersados, llevándolos cautivos a Babilonia y durante 70 años estuvieron fuera de su tierra prometida.
Pero Dios prometió hacerlos volver, y el primer grupo que regresó a Jerusalén fue liderado por Esdras, y el propósito era restaurar el templo, el lugar de adoración.
El segundo grupo fue comandado por Nehemías, y el motivo era ahora, restaurar los muros de la ciudad de Jerusalén y a pesar de los múltiples obstáculos a los que se enfrentaron, ellos realizaron una tarea titánica, terminando de reconstruir los muros de Jerusalén en solo 52 días.
Entonces se encontró el libro de la ley, y Esdras decide reunir al pueblo, para dar lectura a la Palabra de Dios.
He aquí la invitación:
******
PARTICIPANTES: Hombres, mujeres y todos los que ya puedan entender.
DIA/FECHA: Primer día del mes séptimo.
LUGAR: En la Plaza de la puerta de las aguas.
Horario: De 6:00 am a 12:00 pm Desde el alba hasta mediodía.
ACTITUD NECESARIA: Atentos y en orden.
I.- Ahora veamos lo que dice la Biblia acerca del desarrollo de este maravilloso culto.
1.- Características del líder que dirigiría la reunión:
El predicador: abriría las escrituras; leería la Palabra de Dios y predicaría el mensaje.
Este líder, pondría el sentido a las escrituras, de modo que se entendiese lo que se leería.
2.- Características que presentó la concurrencia.
A) Tenían unidad de propósito.
B) Estaban atentos.
C) Estaban en su lugar y en orden.
D) Eran participativos
3.- Resultados obtenidos:
Al estar atentos, en su lugar, dándole la total importancia a la palabra de Dios:
A) La Palabra de Dios llegó a su corazón.
B) Reconocieron su pecado y fueron quebrantados.
C) Tomaron decisiones, porque entendieron lo que Dios quería de ellos.
D) Experimentaron gozo por haber tomado decisiones.
E) Pusieron por obra lo que le prometieron a Dios.
II.- Ahora analicemos cómo actúa en estos tiempos, el cristiano ante un culto tan especial.
Invitación.
¿A quién se dirige? -A todos los cristianos
¿En qué lugar? -En su iglesia en la que se reúne.
¿Qué horario? -Solo 2 horas
1 hora de alabanza
35 minutos de anuncios
25 minutos predicación
¿Cuál es la actitud de los participantes? -Negligentes, porque prefieren anteponer sus ocupaciones antes que ir a oír lo que Dios quiere decirles a través de la predicación.
Y si llegan, están: Distraídos, Somnolientos, Mentes ocupadas, Desesperados, Inconformes, Desordenados.
¿Cómo es la actitud del predicador? –Gracioso, entretenido, soberbio y egocéntrico.
Conclusión:
Es muy triste ver la actitud de muchos cristianos al asistir a los cultos.
Primeramente, deben de convencerlos de dejar a un lado las compras, los deportes, las visitas o los diversos deberes y preferir asistir a ese maravilloso culto en donde Dios le hablará y si hacen el alto honor de asistir, encontramos a cristianos sentados en una banca, con una actitud dispersa, ansiosos y con sus pensamientos en otro lugar.
Por lo tanto, no ponen atención al mensaje, no entienden lo que Dios les está hablando, y cómo consecuencia al no entender, su corazón no es sensibilizado, no reconocen sus errores y no toman decisiones; Llegaron vacíos y se van vacíos, sin el propósito de hacer cambios en su vida.
Y lamentablemente todo eso sucede porque el cristiano no le da la importancia a Dios, a su bendita Palabra y es evidente, que Dios no es prioridad en su vida.
Pará reflexionar:
Decida no faltar al culto especial que tendrá el domingo en su iglesia, pero vaya con toda la buena actitud para que Dios hable a su corazón.
Póngase a cuentas con Dios.